Una de mis cosas favoritas es viajar en coche (y sobre todo
si está cerca el sitio a dónde voy). Es
el momento ideal para dormir, admirar el paisaje o buscar inspiración en
Instagram para futuras fotos.
Nuestra primera parada siempre es el hotel dónde nos
hospedamos. Este hotel se encuentra en medio de un paisaje natural, muy rústico
y perfecto para relajarnos y disfrutar de la naturaleza. Así que antes de
investigar todos los rincones del hotel, primero hay que ir en busca de la
habitación.
Mi habitación, como no, tenía que ser la número 12 (número
que me acompaña en mi vida). Siguiendo con el ambiente campestre, los colores
de la habitación iban totalmente con el tema del viaje y las vistas desde
nuestra ventana no podían ser mejores. Tranquilidad y belleza todo en uno.
Ver la piscina era otra de nuestras prioridades y aunque no
me bañé, fue el lugar idóneo para descansar y disfrutar de la familia toda la
tarde. Escuchar la naturaleza, los pájaritos, el sonido de la piscina, y tomar
el sol, son mis placeres de la vida.
A la mañana siguiente nos esperó este maravilloso desayuno,
repleto de comida, desde lo más sano hasta lo menos saludable. Upss. Zumo de
naranja, café, tostadas, donutss… todo un manjar. Además, el desayuno es mi
comida favorita del día asi que nada mejor que empezar así.
De vuelta al coche y en menos de 5 minutos ya estábamos en
Aracena. Tiendas artesanales inspiradas en el material de la tierra, el corcho;
museos de minerales y piedras preciosas y finalmente la gruta de las
maravillas.
Y como no, no hay viaje sin trenecito jeje y más aún si
llevamos a la peque de la familia. Me encantan estos viajes porque además de
ser súper cómodos, son geniales para descubrir todos los rincones más asombrosos
del lugar que estemos visitando. En este caso, vimos unas magníficas
construcciones, edificios y monumentos más emblemáticos, subimos al castillo
que se encuentra justo encima de la gruta de las maravillas, la iglesia del
castillo, y por supuesto hubo tiempo para tomar mil fotos e inmortalizar el
momento.
Y lo mejor del trenecito, la música final!!
Por último, no nos podíamos ir sin unos dulcecitos en la
pastelería más típica de Aracena.
El camino de vuelta lo dejo para el sueño más reparador que
puede existir y para tomarme mis patatas favoritas últimamente y no, no es algo
patrocinado sino que simplemente estoy obsesionadas con ellas.
Espero que te haya parecido interesante mi descubrimiento
semanal de Andalucía y nos vemos en el próximo vídeo.